Hizo historia
bajo los tres palos, en el área maldita y fuera de ella, en los estadios y fuera de ellos. Si algún mensaje
tienen sus actitudes, este es “libertad sin reglas ni ataduras”.
La Rana René, el Loco
Rebelde y el Escorpión
Nadie pensaría
que estos tres caracteres tienen muchos puntos en común en un arquero: la
inocente ternura de la rana René, el repentismo y el libre albedrío de un loco
y el venenoso taco del escorpión; los tres caracteres se encierran y apretujan
en el perfil de un solo personaje llamado René Higuita.
Para los locos no hay reglas...
Este loquito
de cabello alborotado era un loco impredecible que persistía en desafiar las
costumbres y romper los reglamentos, llamados "sentido común" o
"Tablas de la Ley". Hiperactivo y rebelde, iconoclasta y bonachón,
René se resistía a seguir los cánones establecidos por los serios ingleses en
el balompié: arcos de tal tamaño, camisetas y medias del mismo color, cancha de
tanto por tanto, ciega obediencia al del silbato, reglas del offside y la
cresta del gallo, etc... y para qué seguir.
"No",
decía la Rana René, "me quieren malograr el postre. Allí en Medellín soy
más feliz jugando sin zapatos ni camisas, con dos piedras como arcos, y
cambiando al puesto que yo quiera cuando me dé la gana". Y haciéndole una
obscena higa al DT y los árbitros, el Loquito de los tres palos entraba a la
cancha a jugar con su propio reglamento que contenía un solo decreto: "Para
los locos no hay reglas".
Que viva la libertad de los locos...
El Loco hacía
lo que quería y hacía feliz a la gente. Ese era su mejor pago. Pero los dueños
del negocio no quieren show. Mejor dicho, establecen un show que obedezca sus
propias reglas, lo cual significaba atar con camisa de fuerza y un par de
grilletes a René, un arquero que no acepta límites porque aprendió a leer en un
colegio sin puertas, y la única regla que reconoció es la regla para hacer
líneas rectas en sus cuadernos de escuela.
Las jaulas son su
tumba…
"¡Viva la
libertad!", dijo René. Pero esto les pateaba el hígado a los conformistas,
a los beatos, a los nerds, llamados en Colombia pilos, nerdos, ñoños o laminos,
quienes lo tildaban de irresponsable. Claro, sí, loco irresponsable pero loco
bueno, y amigo de los amigos. Muchos de los conformistas 'responsables' venden
a un amigo en nombre de las tablas de la ley de los cuerdos. Y aunque pasó un
tiempo entre rejas, no lo pudieron domesticar. Los pájaros nacen libres. Las
jaulas son su tumba. A su felicidad le llaman locura.
Y
bienaventurados los locos como Higuita porque ellos serán la envidia de los
cuerdos.
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