Por Manuel Araníbar Luna
Fecha
memorable este día.
Hace
exactamente un año, a estas horas estábamos celebrando el glorioso logro de la Copa 2012 en el
parque, en compañía de la gente de El Portal celeste, acompañados de las barras celestes, al son de los estribillos y la trompeta de Aldo
Alvarado, el Doctor Celeste.
Toc, toc, toc...
No
olvidaremos jamás esa ondulante y bullanguera
marea celeste camino hacia el estadio (tapándole la boca a un payaso), el
nerviosismo de la hinchada en pleno partido, el gol de Júnior Ross, la
algarabía de la gente, el lento avance de los minutos antes del pitazo final, la
hinchada comiéndose las uñas, los puños y las mangas de la camisa; el confeti, las bombardas.
No
podemos olvidar la alegría vivida. La vuelta olímpica, la celebración. No olvidaremos
la caravana celeste escoltando a los campeones camino al Rímac.
Hay
tantos recuerdos que -¡toc, toc, toc!- nos golpetean el cráneo con los nudillos, exigiendo su
lugar en este post, pero es imposible describirlo todo, porque es mucho,
muchísimo material y muy poco el espacio. Sorry, muchachos.
Paladeando
un vino añejo.
Ha
pasado un año y ha corrido mucha cerveza bajo el mostrador. Como siempre sucede
en todos los equipos, unos se fueron, otros llegaron, se perdió partidos, se ganó otros. Pero tampoco hay lugar aquí
para un resumen. Hoy sólo hay tiempo para brindar por los recuerdos gratos.
Este
aniversario de un título debemos seguir olfateándolo, paladeándolo como los
catadores al vino de buena cosecha.
Y
qué buena cosecha la del 2012.
No
importa si nos siguen diciendo aquello de que “vivimos de recuerdos” y que “debemos
mirar hacia adelante”.
Pero si olvidamos lo que ganamos no tendremos una legítima herencia que
legar a los jóvenes hinchas, a los futuros campeoncitos celestes, no tendremos
qué anécdotas contarles a nuestros nietos. Estos comentarios los escuchamos desde el otro lado de la pista cada vez
que recordamos un lauro obtenido. ¿Y qué? Todas las opiniones son válidas.
Y
que sigan criticando en la vereda de enfrente, porque a los cerveceros nadie
nos quita lo bailado.
Mientras
escuchamos esas puyas cargadas de envidia, seguimos paladeando este vino marca
Descentralizado cosecha 2012, servido en copa Movistar.
Y
está delicioso, esperamos paladearlo nuevamente el año entrante.
¡Salud, celestes!
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