Por
Manuel Araníbar Luna
El domingo, tras la memorable pintura de
Periquito, un hincha piurano gritó el
gol como para que lo escuchen en Ecuador: “¡Gol de mi paisano morropano!”. Como
ignorábamos que el Periquito era de ahí, se lo preguntamos.
- - ¡Gua, paisa –respondió orgulloso-, ese
churre nació en un pueblo que queda
lejisisímos!!!
Y me recitó todo el catecismo: "el pueblo se
llama Pilca, distrito de Buenos Aires, provincia de Morropón, departamento de Piura".
Dribleador
al mango…
Morropón es tierra famosa por sus limones y
sus mangos. Cuentan los lugareños que el Periquito jugaba descalzo pichanguitas
con los churres de su barrio pateando los estupendos limones de su tierra, con dos inmensos mangos que le
servían arcos. Por eso se convirtió en un dribleador al mango.
Pero en estos días Periquito andaba preocupado.
Hacía meses que andaba impreciso. Nada le salía. Quería poner fin a su mala suerte. No obstante,
también quería poner su cuota del desquite. Quería justificar su sueldo y
gritar “¡hey, aquí estoy yo!”
Una
telenovela…
La pelota no quería nada con él. Andaban peleados.
La perdía en el chimpún a chimpún; la perdía en salida y entrada; la perdía en
el amague; estropeaba los contragolpes. En suma, su campaña este año, más que
una lágrima era una telenovela.
La hinchada ya estaba hinchada. Las redes
sociales lo enredaban con epítetos irreproducibles. Y todo eso duele en el alma.
El
Pim Pim de Periquito…
Hasta que llegó la oportunidad soñada. Cuando Periquito amaga con pelota detenida fijo que la pierde en el 90 por ciento
de los casos. Hay que dársela en cortada para que amague a la carrera.
Y así Júnior Ross, luego de un carrerón de ochenta
metros, se la da cortadita como para el lomo. La recibe el Perico y empieza el show de Pim Pim: quiebra hacia la derecha y ¡pim! destroza a uno, engancha hacia la izquierda y ¡pim!
rompe a otro, sale el sufrido arquero, el Perico amaga patear, el arquero se zambulle,
pero el Periquito lo destroza y ¡pim! define de zurda. Las redes agradecen el
regalo y las redes sociales lo propagan a todo el mundo. Este gol no fue de
Messi ni de Ronaldo. Fue del Periquito Pim Pim.
Pero Periquito quería más, a los pocos
minutos ¡pim! deja en ridículo al noble
bruto a quien llaman Cuto, el arquero se lanza y el morropano rueda como los limones de su tierra. Nuevo
penal que convierte el Irven en un definitivo y apabullante 5 a 2. Con esos pim pim basta, ¡para qué más!
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