Por Manuel Araníbar Luna
La gente recién se está acomodando, la
barra ensaya sus cánticos, algunos
terminan sus sanguchitos, otros limpian los asientos. Victor Hugo, más serio
que un tumor, sopla la chicharra y arranca. El Irven se la lleva a la esquina,
se la regresa al Marcio, quien la manda a la olla y Junior Ross aparece no se
sabe de dónde y le da una cachetadita a la pelota. “Despiértate”, le dice. Gol de dormitorio. ¿Qué? Si, gol de piyama: Carranza, el arquero
de Garcilaso ni siquiera terminaba de abrocharse los guantes. El Jhoel Herera
hasta ahora se pregunta de dónde salió Junior. Y la que despierta es la tribuna
celeste que no se la cree aún.
Garcilaso no estuvo Facilazo
No, pues. Los cusqueños se acomodaron bien.
El Freddy García empujó a sus muchachos al ataque. Y los rimenses, creyendo que
los visitantes eran un cebichito de carretilla, se empezaron a apapachar, a dejarse estar, a
jugar al estilo vóley playa, donde la pelota ni siquiera rodó. Si pretendieron
jugar básket o vóley, estuvieron a punto de conseguirlo, Todo fue un solo de trotes,
botes, rebotes, pero sin ningún orden. La pelota saltaba de un lado del campo
al otro. Todas arriba. Los del Real empezaron a copar posiciones y comenzaron a
llegar en invasión silenciosa. Adelante, bien adelante, el Ratón y el Andy
cargoseaban, pero Vilchez y Ayr la sacaban sin problema.
No obstante, sí había un problema. Era la
salida. Los visitantes, tempranamente heridos sin haber rastrillado aún sus
rifles, contra todos los pronósticos (incluyéndose el mío), no se tiraron atrás
a esperar las mortíferas incursiones celestes. Coparon el medio campo celeste
que no tenía una salida decente. El Neka, falto de fútbol, y casi llegando a la
Semana Santa, llevaba sobre sus hombros la pesada cruz de reemplazar al Loba.
Su trabajo fue pesado, puesto que debía encargarse de las salidas, de abrir
panorama, de generar fútbol desde atrás. Y su calvario duró todo ese terrible
primer tiempo en que los celestes del Rimac llegaron sólo un par de veces pero
con marcado peligro a la valla del equipo imperial, que estaba en la imperiosa
necesidad de empatar.
Y el Andy Pando era un delantero cargoso
que llegaba y llegaba y estuvo a punto de mojar, menos mal que le bajaron la altura del arco porque en
una tijerita que hizo frente al chibolo Araujo la bola lamió el travesaño sin
ningún pudor. Y los casi quince mil celestes de la tribuna (95% de acá y el
resto del Cusco) dieron un respingo.
El contragolpe celeste, el mejor del
campeonato, cuando está bien planificado, llega en dos o tres toques, como debe
ser en este siglo XXI. Pero ayer, durante casi todo el primer tiempo, solo hubo
un par de sorpresas que no dieron fruto . El Charapa se perdió una que tocó la
puerta pero se negó a entrar. Y Ross, para no ser menos, también desvió una de
zurda.
-
No pues, así no es - dijo
Mosquera-, si le van a pegar con la canilla, la pelota los va a denunciar por
maltratos.
Segundo Paul McCartney
Entra el Burrito (16 de nota), que con el
Pincel (17 de nota) saben tocarla. y la redonda sabe agradecer cuando la
acarician. El panorama se amplía. Yoshimar (14 de nota) se proyecta, se la
estiran. El Jhoel Herrera lo barre y Victor Hugo sopletea. Penal inobjetable.
Ejecuta el Pincel a un lado y moja, pero el Junior (16 de nota) de puro metiche
la sale regando. Repite el Renzo pero al otro lado. Carranza la adivina pero no
la ve. ¡Fua! Estalla la tribuna. Los chibolos de la Peña Sporting saltan y se
alistan para el chifa.
Uf, Mosquera suspira aliviado. Por fin le
hacen caso. Tocan y llegan. En la mejor del partido, el Renzo la recibe,
levanta la cabeza, mira, mide, engaña y se la entrega en callejón al Burrito.
Este quiebra al Carranza, se da una vueltita parsimoniosa de torero, se acomoda
y coloca el tercero con toda la paciencia del mundo. ¡Ahora díganme si lo que
hicieron el Pincel y el Burro no era para trabajar de ilusionistas!
Comentarios Reales
Hacemos un alto para hacerle propaganda a
nuestra máquina de demolición marca Cazulo (18 de nota), que si llega a meter
esa que le estuvo dando botecitos le poníamos un merecido 20. Este tanquecito
cuadrado ayer fue una cortadora de césped, un bulldozer, una aplanadora. Estuvo
en todas partes, multiplicándose, con un don de ubicuidad que prácticamente no
hubo sector del campo donde no puso los cocos de sus chimpunes. Fue el tanque
de oxígeno de Valverde, del Neka y de los centrales. Se cuadró al centro (se
cuadró es sólo un decir porque el Piki nunca se detuvo) y trabó las incursiones
de los cusqueños con la pierna fuerte y
un temperamento charrúa que se le notaba en la mirada. La razón de su coraje
radica en que cuando defiende a la divina celeste se pone más uruguayo todavía.
Alvarez (15) ayer estuvo solvente. No hizo
extrañar al Ayr. Supo despejar todas las
que pasaban por su lado sin hacerse paltas. Advíncula (12 de nota) estuvo
desubicado como punta neto. Rengifo (15)
estuvo piña, pero así es la chamba del centro delantero. Si todas entraran, el
Cristal en este campeonato ya tuviera por lo menos cuarenta goles a favor.
Mar de dudas
El panorama del campeonato se está
clarificando y los celestes ya están solos en la punta. El partido del sábado es contra la San Martín
que ya tiene a Montaño. El encuentro lo deberá planificar Mosquera con ayuda de
un traumatólogo: Irven salió por un estirón. ¿Estará bien para el sábado? Ayr
se está lesionando muy seguido, (ayer chocó
con Andy Pando). ¿Se recuperará el Loba?
En el partido contra Chile al Charapa le dieron hasta en la barriga y
ayer también lo acariciaron. A Valverde lo vimos renguear. Y todo eso preocupa.
Expectacular el partido ... Aunque era mas goles, pero queda en mi que dieron lo mejor, Cazulo como cada vez demostrando que se la rompe cada vez que la toca luchando y defendiendola como solo el la puede .. Salud Manuel ........Lessly
ResponderBorrarGracias, Lessly. tu comentario está acertado
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