POR MANUEL ARANÍBAR LUNA
Desde el inicio teníamos la
sensación de que los celestes iban a lograr un triunfo holgado, por la cantidad
de llegadas en tan pocos minutos. Ya al ver a un Junior Ross ganoso (18 de nota) y a Loba y Pincel repartiendo
bolas por todo lado, la sensación se transformó en certeza.
Una cuchillada asesina…
Techera
leyó mal los antecedentes cerveceros y se confió: “Junior hoy no la hace”,
dijo, “dejémoslo suelto”. Y miren que banquete se dio Ross. El DT oriental
había mandado a sus chacales Salazar e Iglesias a marcar al milímetro al
Charapa y al Irven Beybe (14 de nota), sin prestar la menor atención a Ross,
suponiendo que Ross era el mismo del año
pasado. Pero se dio con una ingrata sorpresa: este Junior había cambiado:
pugnaba, proponía, encaraba y hasta ayudaba a sus compañeros de atrás. El
Junior entró con un filo bravo y se encontró con un buffet tipo “come lo que
quieras”. Hizo de todo, se metía al área con una conchudez, con una
sinvergüencería de la que sólo hacen gala los que están seguros de sí mismos. Enganchaba para afuera, para adentro, y cada
proyección suya era una cuchillada asesina
en la desesperada zaga rosada.
Una zurda malcriada…
Salazar
y Jair Iglesias tampoco sabían a quién marcar. El Charapa se metía al medio de
los dos, dejándolos en desconcierto, pero su perplejidad aumentó cuando uno por
uno se fueron metiendo todos los
jugadores rimenses sin pedir permiso a nadie. Y hasta el mismo Cazulo que al
ver que todos estaban entrando al tono, se mandó varias veces con todo al área contraria.
El
Pincel pintó un paisaje de jugadas. Con su zurda malcriada alimentó a todos los
que se proyectaban. Como sería de escandaloso el dominio que hasta el mismo
Walter Vilchez, el Pacho, se empachó de
pelota y perdió un gol mandándola hasta el Cementerio Británico. Es que había
la desesperación por anotar, aunque la
suerte estaba acompañando al portero Fisher.
Lobatazo de croissant…
Hasta
que se comete infracción contra los celestes. Ya esto lo habían conversado los
dos artilleros: Loba patearía desde la izquierda y Pincel con la zurda desde la
derecha. Como el foul se cometió a la izquierda, Loba (17 de nota) se la
agarró, aguaitó, midió para ver por qué lado iba a entrar el fogonazo y, cuando
el Pincel Renzo Sheput (17 de nota) pasó por encima, desencajó tremendo
lobatazo en forma de croissant que al Fisher lo dejó en ficha. Este se lanzó
pero la pelota, arrullada por las redes, ya roncaba a pierna suelta. Estalló el Extremo.
Una tumba frente al
cementerio…
Entonces
los celestes agarraron más seguridad. Pero por ese exceso de confianza, en un
rebote casi lo vacunan al Loco. Pero después los rimenses jugaron con
tranquilidad. El que no se tranquilizó
fue Olaya, quien enganchó al Junior, y el Ross cayó al grass. El bigotón
Santivañez le mostró su pasaporte al camarín. Gómez zapateó, Iglesias rogó,
pero la decisión era irrevocable, una patada sin pelota desde atrás ni siquiera
merece tarjeta rosada. Es rojo sangre. A bañarse, Olaya, para que rebobine su
actitud. Y con esto los rosados estaban
cavando su tumba frente al Cementerio Baquíjano. Salvo la barra bullanguera,
los altoparlantes respetuosamente guardaron dos horas de silencio ante la inminente
debacle que se venía. Ojo que el marcador podría haber sido más amplio, porque
el juez no cobró un par de penales más grandes que Piedras Gordas.
Callejón invisible…
En
el segundo tiempo Sheput se la lanza al Charapa Rengifo (17 de nota) que se
mete entre los dos marcadores rosados, la hace facilito, se perfila y vacuna.
Hizo la más simple, sin chiches ni adornos. Un centro delantero tiene que hacer
lo justo y necesario. A quien le guste
adornarse demasiado que se vaya a
trabajar de bailarín. Luego, Sheput le lanza una en callejón invisible a
Junior, que recibe el bote, piensa, mide y le hace un sombrero
cajamarquino a Fisher. Pelota a las
mallas. Cero y van tres. Pero ahí no termina su noche: diez minutos después, el
Douglas Junior se la estira al Charapa y
este vuelve a hacer la más fácil. Cuatro a cero. Y la última del Douglas
Junior, para rematarla con broche de
oro, pase para el Burrito (15 de nota), y este la coloca suavecito, a lo
Romario. Cinco misiles a la misilera que hace agua por todos lados.
CODA EN JODA
Se
jugó tanto en el campo rosado que al terminar la gente corrió a despertar al
Loco que dormía patas arriba entre los tres palos. Ayr y Vilchez (14 para
ambos) no tuvieron problemas. Hicieron la simple y también se proyectaron
cuantas veces quisieron. Yoshimar y Valverde (13 para ambos) cumplieron. La
volante trabajó como un reloj. Loba y Pincel la jugaron corta y larga, creando
ataques, mandándola en callejón oscuro cuantas veces les dio la gana. Cazulo
(17) fue un pitbull que también se proyectó muchas veces. Mordió en todo lado,
salvo un par de pelotas que perdió en salida, estuvo firme y no tuvo
misericordia para agarrar lampa y pico y hacer zanja.
Arriba
todos bien, salvo el Irven Beybe Ávila a quien lo rascaron fuerte, pero lo suyo
no estuvo mal, porque se sacrificó jalando marca por la derecha y enviando
varios pases en profundidad.
Total,
buenos augurios para este nuevo Sporting Cristal, que ya no pide oxígeno para
mantenerse con vida como en los últimos tres años, sino que hoy en día está
pensando seriamente en pelear el campeonato. Algo nos dice que Mosquera lo va a
lograr. Este estilo de juego que le ha impuesto a los celestes está marcando la
ruta para levantar la copa. Lo firmamos.
Excelente nota .
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