Sí,
por sus 20 años de entrega y corazón. Nos hubiera gustado que el Chorri se
hubiera puesto la 10, pero no merecía celebrarlos en una payasada de partido.
Payasada
porque esta era ya una victoria anunciada. Ya sabíamos que Cristal iba a ganar
cuando nos enteramos lo de la tremenda trafa del chueque (no, no está mal
escrito, era un cheque chueco). Y la certeza se hizo patente cuando el Cristal
salió con todo a invadir territorio ajeno. Y para todo el mundo, inclusive para
la temblorosa barra de la camiseta color puré, esto parecía un anticipo de
goleada.
De
arranque uno al palo. Carrillo recién se estaba desesperando y de pura flojera le
sale anulando el gol al Shoro. Pero qué nos íbamos a imaginar que el Shoro iba
a rendir tanto. ¿Tanto como para meter tres goles? Sí, y esperamos que estos
tres tacazos a la buchaca le den confianza.
Por
lo menos el Shorito (18 de nota) es valiente, encarador y bien conchudo para
meterse al área, no le corre al cuete y cuando la tiene al pie no hace muchos
chiches. Mejor dicho, no hace ningún chiche, porque no es precisamente un
dribleador, ni lo será (espero equivocarme en esto), pero hace la simple: la
mete y punto. Ojalá que con esa confianza que agarró ayer siga así. Tres goles
en un partido no los mete así nomás un chibolo recién ascendido a profesional. Y remató su actuación con una de escapero: se
la choreó al archi hiper super promocionado Polo y la metió con un derechazo
como los que se ven todos los lunes en los resúmenes de los campeonatos de la Eurocopa.
Cuando
el loco Abreu y Diego Forlán meten goles así, de escapada (shoreada) y patadón
en primera los comentaristas del fútbol mundial les ponen la máxima
calificación. Aquí también les revientan petardos con una pequeña (y notoria) diferencia:
aquí el gol lo anotó un jugador desconocido del Cristal, un equipo cuyos
triunfos están minimizados hace ya varias décadas. Diferente hubiera sido la
noticia si el gol lo hubiera metido un jugador de las comadres, engreídas de
casi toda la prensa.
Shoro y Advíncula fueron un dolor de cabeza para Duarte
Galiquio, Mendoza y Rabanal, quienes respiraron aliviados cuando el Mitrón sacó
al Shoro y al Loba. Recién ahí se adueñaron del medio campo. Pero aún así no
ofrecieron (aparte de las entradas a 35 maracas), ninguna amenaza para los rimenses, salvo el
patadón de Mimbela al arco del Loco (15 de nota) que estaba atajando muy
adelantado. Las llegadas de Revoredo (14 de nota) y de Fito Espinoza (14 también)
dieron mayor prestancia al dominio total del equipo cervecero. Cuando entró
Yoshimar (15 de nota) las cosas cambiaron, pero así y todo, el resultado fue mezquino. Si la mesa
está servida y no hay con quién disputar las presas hay que agarrar nomás, sin pedir permiso.
LOBA.
(20 DE NOTA) Como en sus buenos tiempos, Carlitos hizo el reparto a domicilio y
por correo. Alimentó equitativamente a sus muchachos de la derecha y de la
izquierda y antes de salir fabricó el gol con una diablura que, una vez más me
veo en la necesidad de repetir que ESTÁ MINIMIZADA POR SER UN JUGADÓN DE UN
CELESTE. Diferente hubiera sido la historia si…¿para qué seguir? Aburre
machacar el mismo tema.
ARBITRO
CARRILLO (05 de nota). Árbitro jalado con 05 por arbitrario, y no olvides de
repartir esta calificación en partes iguales con tu juez de línea, porque que
él les dio una manita a los de la camiseta
color puré, ya que el gol que le metieron al Loco fue offside.
Anulaste
el gol. No cobraste un penal. Atoraste con una amarilla al Shoro, provocando su
cambio, mientras que a los del otro equipo hasta les echabas tu bendición para
que siquiera reciban una bolsa de arroz este fin de semana. Y nuevamente, ¿para
qué seguir? Esta predisposición de los árbitros contra los cerveceros fecha a
fecha es tan continua que ya parece una orden traída de más arribita, del
altillo dirigencial.
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