Por Manuel Araníbar Luna.
El 8 de mayo del 2019 se cumplieron veintidós años de una noche inovidable para el fútbol peruano. Jorge Soto le dio el triunfo al equipo celeste y el pase a la siguiente ronda con un golazo a Chilavert, portero del Vélez Sarsfield.
Goles de todas las marcas...
Nadie imaginó que ese jovencito
de orejas de flauta que arrancaba con el 4 a la espalda -número que corresponde
al marcador derecho- llegaría a ser goleador histórico del elenco
cervecero. Quitaba la pelota o recibía pase en el área rimense y salía con fuerza, como un
mach-2, como un bólido, (no digo ‘Jet’, porque ese título le corresponde al
inmortal Alberto Gallardo), creando desesperación en los rivales que
renunciaban a alcanzarlo. Así ha dejado regados a muchos adversarios nacionales
y extranjeros. Sus trancos eran largos al igual que los de Gallardo y Zancudo
Olivares. Y también, remontándonos más atrás, a los de Eloy Campos y Tito
Elías.
Cuando
las cosas se ponían color rata, cuando el equipo flaqueaba con el marcador en
contra, hacía renacer al cuadro celeste como un Ave Fénix, luchándola hasta el
último, comprándose los pleitos, guapeando a los pusilánimes. Era uno de los
que – ojo, sin desmerecer a nadie -se ponía al equipo al hombro.
Ha
anotado goles de todo tipo, desde fuera del área, de cabeza, de palomita, de
volea, y hasta de chalaca. (En nuestra próxima nota hablaremos de la peruanidad
de la ‘chalaca’ y de la huachafería de algunos peruanos que siguen llamándole ‘chilena’.
Hace unos días un comentarista de TV local volvió a llamarla así.
(¡Rectifícate, gringo!)
Qué
no se ha escrito, bueno o malo, de Jorge Soto, el Oreja, el Camello, uno de los
referentes del cuadro celeste de la época gloriosa del tricampeonato cervecero.
La famosa
mermelada...
A
Soto lo atacaron y lo siguen atacando. Unos por ser adversarios de cancha o por
fanáticos de clubes adversarios. Otros porque viven de la carroña,
despotricando contra los peruanos, por llevar sus frustraciones íntimas al
cobarde desfogue del ataque personal. Unos por exigirle de más y otros por
considerarlo inferior, por esa bendita costumbre nacional de pregonar que todo
lo de afuera es mejor. O bien, porque están embarrados de la mermelada de los
auspiciadores de otros clubs para reventarle ‘ratas blancas’ al mejor postor.
¿O no? Si han atacado a Pelé, Ronaldinho y Maradona sería ilógico que no lo
hagan con Soto. ¡Es que Soto es peruano, pues! Está bien opinar diferente: de
lo contrario seríamos hormigas, aunque estas trabajan por el bien de su grupo.
Algunos peruanos no: derraman bilis contra sus mismos compatriotas.
No conozco a ese tal
Soto...
Volviendo
al tema, su gol inolvidable, por todo lo que significó, fue el que le hizo al
paraguayo Chilabert, un individuo indeseable que, al igual que Maradona, se
recibió con el título de egocéntrico en la Universidad de la
Estupidez. A este fanfarrón, quien se puso insoportable desde que lo
nombraron como el mejor arquero del mundo, se le había dado por despreciar y
minimizar a todo jugador rival. Este alabancioso individuo, tan simpático como
una piña en el calzoncillo, abría el hocico para echarse flores y tirar abono
con ventilador a sus rivales de turno. Pero aquella inolvidable noche quedó
sepultado por su mismo fertilizante.
En
reportaje previo al partido contra Vélez, el patán abrió el hocico para lanzar
vómitos despreciativos, con el beneplácito de la prensa rioplatense, siempre
pateraza con las figuras de sus equipos. Y calentó la parrilla con la pierna
bien arriba:
-
No conozco a ese tal Soto.
Y
bien que lo conocía. Y además lo odiaba. Unos años antes Jorge Antonio Soto Gómez
le había clavado el gol con el que Perú, a pesar de quedar eliminado, sacó a
Paraguay del mundial del 94.
Pero
esa noche de 1997, si alguien tenía que taparle el hocico a ese jetón el
indicado era el Camello. Casi al finalizar el partido Czornomaz, adivinando lo
que iba a pasar, se la soltó con convicción a Soto quien, vehemente, señorial,
decidido, como los grandes, dejó a Chilavert recontra chilabierto con un
disparo bien colocado. El paragua lloró, miró a la defensa, miró el marcador,
miró las redes, sin creer que era verdad. Y el fanfarrón se quedó más mudo que
una foto de estatua. Años después volvió a enmudecer cuando el Chorri lo dejó
colgado como un cuadro del Arlequín de Picasso. Hoy día debería decir:
“ya lo conozco, ese
tal Soto nos eliminó de la Copa Libertadores (y del mundial).”
(Si
es que ha recuperado el habla).
YO VI ESE PARTIDO Y LLORÉ DE LA EMOCION. A VER QUÉ FIGURA DE LAS GAYINAS Y CAGONES HA METIDO UN GOL ASÍ EN CANCHA AJENA Y HA HECHO TRICAMPEON COMO EL CAMELLO. SALUD CAMELLO
ResponderBorrarQUE TAL EMOCION LA PARTE FINAL DE ESE PARTIDO.
ResponderBorrarGRACIAS SPORTING CRISTAL!!
Dios bendiga esos años maravillosos que confiamos volver a revivir. Nadie nos quietará esa emoción. No obstante esto hay que recordarlo con los más jóvenes. ellos ni siquiera vivieronb estas jornadas gloriosas. A ellos debemos enseñarles quiénes eran nuestros héroes. Esto parece que muchos lo han olvidado. Respetuosamente, ELDER JOHN
ResponderBorrarUn Maestro el camello y un gran IDOLO tambien del SPOTING CRISTAL!
ResponderBorrarESOS ESTUPIDOS QUE TRATAN DE MINIMIZAR SUS LOGROS AUN SE ENCUENTRAN Y NO CREO QUE DESAPAREZCAN PORQUE ACÁ EN EL PERÚ CAMPEA EL ODIO, EL PREJUICIO RACIAL Y LA ENVIDIA. SALUD SOTO.
ResponderBorrarEn la actualidad no hay ningún jugador en Cristal de la categoria de Jorge Soto, así claro, NINGUNO, ni Loba siquiera, ni qué decir de los otros jugadores de esa etapa, ahora nuestro equipo es una lágrima y sin ningún referente, puro pecho frio!
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