Escribe: MANUEL ARANIBAR LUNA
“…Si me pongo a recordar
me siento, desde que vine,
como en la sala de un cine
viendo mi vida pasar…
- Nicolás Guillén -
Cruzaba al jardín central del hospital 2 de Mayo y, entre
pacientes, médicos y enfermeras, pude distinguir a un señor cuyo rostro me
parece conocido; está sentado en la banca del jardín central. Se le nota cansado
y con aire de preocupación. Es un moreno de aproximadamente 75 años de cabello
y bigotes canos. Entonces, de golpe, ¡pum!, la máquina del tiempo se acciona en
mi cráneo:
El inmenso zapato…
Supongo que estamos entre julio y agosto, porque por todas las
casas aledañas hay banderitas de todos los tamaños .Tengo aproximadamente siete
años, pónganle ocho. Sentado sobre el frío cemento de la tribuna Sur, junto a
la bajada a los camarines, con mis panes envueltos en bolsa de papel, y mi
botella de limonada, dispuesto a soplarme los partidos. Primero, el preliminar
entre Sucre e Iqueño. El partido de fondo era Sporting Cristal contra la U.
De reojo, al lado mío, veo un zapato negro, un zapatón inmenso
que por lo menos es talla 48 y no le hago caso. Justo al ladito del tremendo
zapato reposa mi botella de limonada mientras muerdo un pan con camote frito,
sin darme cuenta que no he puesto el corcho para tapar la botella y ¡plaff! se
vuelca la limonada y le empapa el trasero a un espectador notoriamente
provinciano y mucho más notoriamente ebrio, con su chata de pisco Sol de Ica en
la mano.
- ¡Hey, muchacho e’ mierda, mira lo que has hecho!
San Martín de
Porres con chompa de cuello tortuga…
Me quedo mudo y sólo me queda cubrirme con ambas manos esperando
el cachetadón, que se ve venir, porque el veinticuatrino está furioso. Me
acurruco para protegerme del sopapo, y en ese instante me percato que el
causante de la volcadura ha sido el inmenso zapato. Levanto la vista como quien
quiere mirar un rascacielos y resulta que el dueño del zapato es un zambo alto
de bigotes. Viste chompa Jorge Chávez negra y pantalón azul. Está conversando
con un tipo colorado cuya tremenda nariz es de esas que cuando estornudan
levantan polvo. La conversación debe ser entretenida, porque el tipo de la
narizota cada dos palabras hace arrancar carcajadas al moreno. Ellos son el
Loco Dante Rovay y Rafael Asca, uno de los grandes goleros peruanos de todos
los tiempos, considerado el mejor arquero del Sudamericano de 1959 de Buenos
Aires.
El borracho sigue increpándome a voz en cuello y yo me tapo la
cabeza con ambas manos, cuando ahí nomás retumba una voz fuerte y gruesa:
- ¿Qué te pasa, oye idiota? ¿Por qué le quieres pegar al
chiquillo? – grita Asca con cara de pocos amigos.
- ¡Es que fíjese, señor, como me ha empapado el pantalón!
- ¡Tú que lo tocas y yo que te volteo la cara de un manazo!
El borracho enmudece: se me ha presentado San Martín de Porres
con bigotes y chompa cuello tortuga. Don Rafael sonríe y el Gallito Rovay
estalla en carcajadas, colorado como un rocoto, porque recién se han dado
cuenta que el culpable de la volcadura de la botella ha sido el zapato de Asca.
Don Rafa, al verme asustado, me despeina:
- ¿Qué te pasa, zambito, te quedaste con sed?
Justo pasa un vendedor de gaseosas cuyo grito es más o menos
así:
- ¡Inca Kola, Pasteurina, cigarrillo y fósforo!
Me invita tremendo incakolón y me suelta de propina un sol de
esos antiguos, tan grandes que en la secreta cabían sólo tres. Al poco rato,
durante el entretiempo del partido intermedio, bajan al camarín para cambiarse
y jugar el partido de fondo.
En ese encuentro los
celestes ganaron 2 a 0 con goles de los hermanos Alfredo y Máximo "Vides" Mosquera. Sin embargo, los celestes ganaron algo más. Algo eterno,
inmortal, imperecedero: ganaron un hincha fanático.
“Devuélvele el sol
a don Rafael…”
Luego del partido y ya en casa, eufórico, les relato a mis
viejos, punto por punto, lo que había sucedido. Mi padre, luego de escuchar tan
emocionante historia, me da un sabio consejo:
- Escucha hijo, jamás recibas plata de nadie. Y cuando veas a
Rafael Asca le devuelves el sol.
Pasaron los años, seguí estudiando, trabajé, me casaron,
nacieron mis hijos, pero esa anécdota siempre la tuve guardada en el cráneo,
justo al ladito de donde uno se rasca cuando quiere recordar la fecha de su
matrimonio para que la mujer no le haga lío, hasta el día de mi encuentro con
don Rafael Asca en el jardín central del hospital. Recordé la
tarde de la botella de limonada y, sobre todo, el juramento de la devolución.
Nos estrechamos las manos, le dije que gracias a él me convertí en fanático
celeste y, cuando iba a devolverle la propina que me dio durante mi niñez, metí
la mano al bolsillo, pero no tenía ni un cobre.
Perdóname, papá, por no devolver la moneda. Cosas de la crisis.
....................
CODA: Este año cumplí con la orden de mi viejo: le devolví
el sol simbólicamente en la presentación del libro biográfico de don Rafael
escrito por Lily Baylón.
estimado amigo.
ResponderBorrarmuy interesante. su historia mem ha hecho regresar ami infancia. puede escribir sobre Barbadillo don willy? yo se muchas anecdotas de el
qué buena anécdota. Me emocioné porque mi viejo siempre me contaba lo gran arquero que era don Rafa, chapaba la pelota con una sola mano
ResponderBorrarHe leido que el maestro Asca está ciego. ¿qué hay de cierto en esto? ¿el club lo está ayudando? SALUD MAESTRO ASCA, ESPERO QUE LA DIRECTIVA SE ACUERDE DE USTED, QUE LO DIO TODO POR EL CLUB.
ResponderBorrarSEÑORES DE ESQUINA CELESTE, YO YA HE LEIDO ESTA ANECDOTA EN EL PORTAL CELESTE CON LA FIRMA DE UN TAL OMAR DANTE Y AHORA LA ESTA FIRMANDO MANUEL ARANIBAR . ACLAREN ESTO POR FAVOR PORQUE SUPONGO QUE USTEDES SON PERIODISTAS BASTANTE SERIOS.
ResponderBorrarSEÑORES DE ESQUINA CELESTE, YO YA HE LEIDO ESTA ANECDOTA EN EL PORTAL CELESTE CON LA FIRMA DE UN TAL OMAR DANTE Y AHORA LA ESTA FIRMANDO MANUEL ARANIBAR . ACLAREN ESTO POR FAVOR PORQUE SUPONGO QUE USTEDES SON PERIODISTAS BASTANTE SERIOS.
ResponderBorrarSeñor anónimo, el autor de la nota en el Portal Celeste y el abajo firmante son la misma persona. Algún día publicaremos las razones por las que utilizamos tal seudónimo.
ResponderBorrarAtentamente,
Manuel Araníbar Luna